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Preguntas y respuestas
 

¿Cuál es el objetivo de la Declaración de Glasgow sobre alimentación y clima?

En la Declaración de Glasgow sobre la alimentación y el clima se promete acelerar la elaboración de políticas alimentarias integradas como instrumento fundamental en la lucha contra el cambio climático, con beneficios colaterales para la diversidad biológica, la regeneración de los ecosistemas, la circularidad, el acceso a dietas sostenibles y saludables para todos y todas y la creación de medios de vida resilientes para los trabajadores y trabajadoras del sector agrario y alimentario.

La declaración compromete a los gobiernos subnacionales, incluidas las ciudades, las regiones y los estados federales y descentralizados, a reducir las emisiones de GEI de los sistemas alimentarios urbanos y regionales de acuerdo con el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, pide a los gobiernos nacionales que elaboren políticas similares que se basen, alineen y refuercen los esfuerzos de cambio local.

La declaración se basa en el trabajo previo del Foro Urbano Mundial de Medellín, el Pacto sobre Política Alimentaria Urbana de Milán (MUFPP, por sus siglas en inglés), el C40 y otros que contribuyen a fortalecer los mecanismos de gobernanza para la transformación de los sistemas alimentarios.

 

¿Por qué un papel destacado para los actores subnacionales?

Los agentes locales suelen ser los más indicados para aplicar políticas eficaces en muchas esferas de los sistemas alimentarios. Las ciudades, las regiones y los estados subnacionales ya están a la cabeza de políticas y estrategias alimentarias integradas pioneras para impulsar un cambio positivo en el sistema alimentario a nivel local y regional, donde se está produciendo la mayor parte de la innovación en sistemas alimentarios sostenibles.

Ello incluye planes de reducción de los desperdicios alimentarios; la compra de alimentos sanos y sostenibles para los comedores públicos; campañas públicas para fomentar el cambio de comportamiento hacia dietas saludables; la creación de huertos urbanos, parques agrícolas, incubadoras agrarias, centros regionales de alimentos y mercados de agricultores y agricultoras; marcos para apoyar los circuitos cortos de comercialización y las iniciativas de economía social y solidaria; el fortalecimiento de los planes de desarrollo agroecológico; la planificación alimentaria territorial y urbana integrada; el fortalecimiento de los vínculos entre las zonas urbanas y rurales; o el desarrollo de distritos libres de plaguicidas y de organismos modificados genéticamente, biodistritos y regiones ecológicas.

Al mismo tiempo, el limitado reconocimiento, mandato y apoyo de los gobiernos internacionales y nacionales a las políticas y colaboraciones en torno al sistema alimentario subnacional, obstaculiza o no incentiva la ampliación y extensión efectivas de esta acción vital. Esta declaración de agentes subnacionales tiene por objeto amplificar sus voces en las conversaciones mundiales sobre los alimentos y el clima, la naturaleza y la salud, en las que, hasta la fecha, han tenido una aportación limitada.

¿Por qué adoptar un enfoque de sistemas alimentarios para el cambio climático?

La comida toca muchas áreas políticas diferentes y esto, a menudo, conduce a contradicciones y fricciones políticas. Un enfoque de sistemas alimentarios facilita la elaboración de políticas coherentes, el tratamiento de las tensiones y las compensaciones, y la transformación de los sistemas alimentarios necesaria para hacer frente a los urgentes problemas ambientales y nutricionales. Tiene en cuenta a los diferentes agentes e interacciones que intervienen en la producción, elaboración, suministro, consumo y deshecho de alimentos, reconociendo al mismo tiempo sus profundas interconexiones con la salud pública y los factores socioculturales, económicos, biofísicos e institucionales subyacentes que conforman nuestros sistemas alimentarios.

 

Por lo tanto, un enfoque de sistema alimentario considera que los diferentes problemas de los sistemas alimentarios están profundamente interconectados y se refuerzan mutuamente. A menos que se consideren conjuntamente los impactos de todos los sistemas alimentarios, es probable que las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático asociadas a la producción y el consumo de alimentos sean ineficientes.

 

¿Por qué políticas alimentarias integradas?

Para lograr sistemas alimentarios sostenibles, las acciones de transformación deben alinearse horizontalmente entre las áreas de políticas y verticalmente en los diferentes niveles de gobierno, para acelerar la transición. En la mayoría de los países, la responsabilidad de los sistemas alimentarios se divide entre varios ministerios, con departamentos de agricultura, comercio e industria, salud, trabajo y medio ambiente estableciendo los programas habituales basados en diferentes prioridades y objetivos contradictorios. También hay importantes incoherencias entre los niveles de gobernanza.

 

La mayoría de las innovaciones en materia de sistemas alimentarios sostenibles se producen a nivel local y regional. Sin embargo, el limitado reconocimiento, mandato y apoyo de los gobiernos internacionales y nacionales a las políticas y colaboraciones en los sistemas alimentarios de las ciudades y regiones no logra incentivar este tipo de experimentación. La elaboración de políticas alimentarias integradas serviría para corregir esos descuidos, en particular mediante mecanismos de gobernanza de múltiples actores y niveles.

 

Las políticas alimentarias integradas también pueden crear mecanismos para la labor intersectorial, el establecimiento inclusivo de prioridades y el intercambio a varios niveles de las mejores prácticas y los instrumentos de evaluación en todos los niveles de gobernanza, de los que por lo general se carece.

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